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Por qué las mujeres nos exigimos tanto 

Hace unos días una amiga me contó que se sentía muy abrumada porque fracasó en su vida profesional, me preocupé mucho y la cité para una intervención (plática entre amigas) pues está siendo muy dura consigo misma. ¿Por qué las mujeres nos exigimos tanto? Somos nuestros peores verdugos.

¿Qué significa ser mujer? Ser fuerte, ser amorosa, ser buena, ser comprensiva, ser apoyo, ser pilar, ser madre, ser pareja, ser sexy, ser, ser y ser… Esta lista se haría larguísima y te aseguro que encontrarías algo más que agregarle siempre.

Tal pareciera que ser mujer viniera con una carga de exigencias de lo que debemos ser y hacer porque tenemos que poder con todo, como si fuéramos superheroínas, que sí somos pero no en un sentido literal.

En la conmemoración del Día Internacional de la Mujer del año pasado, la periodista Adela Micha realizó un video en el que durante 2 minutos le pide a los hombres que intenten ser MUJER por sólo un día: ¿cómo se vería?, ¿qué se sentiría?

Su discurso fue poderoso pero también revelador y resume la gran carga con la que vivimos NOSOTRAS, y no, no tenemos que ser todo y poder con todo. Somos humanas, está bien y no pasa nada si no llenamos las expectativas que nos creó nuestra cultura sobre el ser mujeres.

Ser MUJER NO es poder con TODO, NO es ser lo que esperan de NOSOTRAS. Cada una construimos, a lo largo de nuestra vida, lo que significa ser mujer. No cargues con etiquetas porque el camino es largo y no necesitas llevar más peso.

¿Qué pasa si somos nuestras peores juezas y nos exigimos demasiado? Pues no sólo se tendría frustración, enojo y tristeza, sino que nos sentiríamos como mi amiga: fracasadas, derrotadas e inferiores. Es muy fuerte que sean los demás los que nos digan lo que valemos, lo que somos y lo que hemos logrado.

Porque no sé si lo sabes pero la autoexigencia no sólo desarrolla problemas emocionales sino físicos.

Ilustración: Pixabay

¿Cuáles son los padecimientos y las enfermedades de la autoexigencia?

La psicóloga Adhara Monzó los engloba en 6 tipos:

  • Emocionales: Tristeza, depresión, ansiedad y estrés.
  • Físicos: Tensión muscular, agotamiento físico, problemas gastrointestinales, entre otros.
  • Sociales: Aislamiento, pérdida de amigos y competitividad.
  • Conductuales: Exceso de tiempo para realizar las actividades cotidianas, comprobación excesiva y obsesiva para detectar los errores y procrastinar.
  • Cognitivos: Pensar en los errores cometidos de manera constante, autocrítica excesiva, baja concentración, entre otros.
  • Otros: Intereses limitados, es decir, la persona se centra en lo que más se exige, por ejemplo: en el trabajo, y se olvida de lo demás.

La psicóloga afirma que “la autoexigencia no es la ‘causa’ de la baja autoestima, pero la incentiva. Es mucho más probable que una persona con baja autoestima se refugie en el perfeccionismo para sentir que destaca en algo y así poder valorarse a sí misma”.

Foto: Unsplash

Y en un escenario catastrófico, la autoexigencia puede desembocar hasta en un ataque al corazón o en una depresión severa. Así de grave es juzgarse demasiado a sí misma. Y como mujeres ya tenemos mucho con cuidarnos para evitar ser la próxima víctima de un feminicidio y con luchar y exigir que se nos respete y se nos reconozca igual que a los hombres.

Ser mujer debería significar solamente: amarnos, cuidarnos y admirarnos a NOSOTRAS mismas.

Quisiera que hiciéramos un ejercicio, que si bien no hará un cambio radical, me parece que sí hará una diferencia en NOSOTRAS y en las mujeres que nos rodean. Cada que te sea posible, dile a las mujeres que amas y admiras que lo haces y por qué lo haces, qué ves en ellas y agradéceles su existencia y su presencia en tu vida.

Tal vez una de ellas sea esa MUJER que necesita escuchar de otra boca lo que es y lo que ha logrado.

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Vanessa Pérez Vanessa Pérez

Subdirectora digital y experta en periodismo rosa, apasionada de contar historias, del futbol y del cine de terror. Durante los años que ha ejercido el oficio periodístico, ha coleccionado historias tuyas, suyas y NUESTRAS. Ahora... llegó el momento de contarlas. 

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