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Tuve sexo de venganza y fue el mejor de mi vida

Cuando uno de mis dates me ghosteó porque no tenía ni dos pesitos de responsabilidad afectiva, se me destrozó el corazón y entonces hice algo que me levantó el ánimo: tener sexo de venganza con una persona que siempre había buscado tener una oportunidad conmigo. Como dice la Bichota Karol G: “Es que usted se alejó mucho y yo de lejos no veo, bebé”. 

Dicen que cuando estamos enamoradas cometemos muchas tonterías, pero creo que es peor cuando nos rompen el corazón y nos sentimos heridas. Esa sensación de vacío en el pecho es abrumadora, por ello es que en nuestro intento por sentirnos mejor, en ocasiones, solemos tomar decisiones no tan acertadas y a veces buscamos venganza. 

El enojo y el abandono son la peor combinación para tomar decisiones, aunque al final todo lo vivido se convierte en anécdota y, a veces, hasta puede convertirse en una de las mejores de la vida, como me pasó a mí. 

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Foto: joshuatkd / Pixabay

Quiero aclarar que yo no suelo vengarme de nadie y que no había aplicado antes el sexo de venganza, pero en ese momento tenía a un hombre muy interesado en mí, muy aplicado en conquistarme, así que me hizo “caer en blandito” luego de sentirme botada. 

Mientras uno te ghostea el otro se muere por salir contigo, algo así fueron las cosas y entonces yo sólo me dejé seducir. ¿Qué era lo peor que podía pasar? 

Lo primero que hice fue escribirle para decirle que podíamos vernos cuando quisiera. Sí, le apliqué la de: “Hola, perdido”. Obviamente me respondió de inmediato que ese día podía pasar por mí. 

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Foto: E1N7E / Pixabay

Pero era fin de semana y yo tenía múltiples compromisos, así que le propuse vernos el martes siguiente, se me ocurrió que fuéramos al cine a ver el último estreno palomero. Y así quedamos, pero el lunes me dijo que podía pasar por mí, que estaba libre después del mediodía, que para qué esperábamos hasta el martes. 

Realmente sí quería ir a ver la película, pero ese día había amanecido nublado, la ciudad parecía Chernóbil y no dejaba de llover, así que le dije que mejor lo veía en mi casa para tomar café con pan y que el cine lo dejábamos para después, para un día más soleado y motivador. 

Le mandé mi ubicación y llegó muy guapo, oliendo súper rico, un poco mojado porque venía caminando desde la parada del metrobús y la lluvia no paraba. Al saludarnos, ambos nos fuimos directo a la boca y nos fundimos en un rico beso como de película porque él terminó cargándome.

Le ofrecí botana y una coca que había comprado para verme buena anfitriona, pero ni tiempo de abrir las cosas tuvimos porque volvió a besarme, lo cual encendió la temperatura de la situación y cuando abrí los ojos ya estábamos con la mitad de la ropa. 

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Foto: Norexy_art / Pixabay

En ese momento estuve a dos de parar todo, de arrepentirme y decirle que no era el mejor plan porque yo no quería nada serio, pero ya estábamos allí, así que bloqueé de mi mente la culpa, el miedo y todo lo demás y solamente me dejé ir. 

Y qué bueno que lo hice porque ha sido el mejor sexo de venganza de la historia y el mejor que he tenido hasta ahora. Ya sé, lo primero que pensé es que me estaba perdiendo de todo eso sólo por andarle dando chance a quien no se merecía. 

Él es un hombre encantador, educado, con responsabilidad afectiva y con mucho interés en mí, pero también un gran amante, de esos chicos que saben perfectamente cómo complacer a su pareja en todos los sentidos, no sólo en la cama. 

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Foto: Victoria_Regen / Pixabay

La forma cómo me trató, cómo me hizo sentir fue de otro nivel y si su misión era quedarse en mi mente, lo consiguió. Esa primera experiencia fue tan buena que se prolongó hasta que dejó de llover. 

Por supuesto que no estaba en los planes que se quedara a dormir porque no invito a nadie a que lo haga a menos que sea una pareja muy especial, pero no era el caso. Y él tenía que regresar a su depa para sacar a sus perritos al baño, pero fue tan intenso que no podíamos parar y separarnos. El reloj nos dejó de importar.  

Quien dice que los hombres duran dos minutos siento decirle que se equivoca y que yo conozco quién tiene el récord, así de presumida. Resulta que este date estaba metido en el budismo y practicaba el sexo tántrico. 

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Foto: StockSnap / Pixabay

¿Qué es el sexo tántrico? Según el Medical News Today, “se origina en el antiguo hinduismo y gira en torno a las prácticas sexuales que se enfocan en crear una conexión profunda e íntima”. Para lograrlo se basa en la respiración y las posiciones, dejando de lado el tiempo. Ahora entienden por qué fue tan bueno. 

Tuvimos que hacer una pausa para cenar una pizza que ordenamos y yo pensé que había acabado todo pero no, parece que él cargó energía con los alimentos y seguimos con el último round para despedirnos. No podía creer su aguante ni el mío, la verdad es que sí estuvo revelador, juraba que al día siguiente no iba a poder levantarme de la cama de lo intenso que había estado todo. 

Porque más allá de haber realizado el kamasutra casi entero o de los orgasmos, las sensaciones y el momento tan entregado que me regaló me llevaron al Nirvana por completo. 

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Foto: JayMantri / Pixabay

Todo 10 de 10 salvo el momento en el que estábamos cenando y él me platicaba sobre sus planes actuales, pues no sentí esa conexión especial que te vuela la cabeza, es más, yo estaba aburriéndome horrible y solamente pensaba en cómo era posible que después de ese punto máximo de placer que acabábamos de vivir, yo estuviera pensando en el otro que no tuvo ni la educación de despedirse. Y justo eso pasa cuando te aceleras y no procesas el cierre de un ciclo sentimental, es mentira que un “clavo saca otro clavo”.

La noche se nos hizo madrugada y mi date budista se despidió con un besito tierno y un abrazo largo. No tenía ni 15 minutos que había salido de mi casa cuando ya me había enviado un mensaje para avisarme que su Uber estaba por llegar a su depa. 

Yo estaba agotada, así que me despedí deseándole dulces sueños. Al día siguiente no pararon sus mensajes, primero de buenos días, luego para saber cómo iba mi tarde y qué estaba haciendo. Todo el tiempo pendiente, educado, cariñoso y presente, justo lo que criticaba del que se había ido. 

Volvimos a vernos al final de esa semana, ahora sí fuimos al cine y después por un café sin saber que sería la despedida, al menos temporal, ya que su papá enfermó y posteriormente murió. Le di mis condolencias y me alejé respetuosamente para que viviera su proceso. Hay historias que acaban antes de empezar pero que recordaremos por siempre.

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Vanessa Pérez Vanessa Pérez

Subdirectora digital y experta en periodismo rosa, apasionada de contar historias, del futbol y del cine de terror. Durante los años que ha ejercido el oficio periodístico, ha coleccionado historias tuyas, suyas y NUESTRAS. Ahora... llegó el momento de contarlas. 

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