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Sexo que termina en la sala de urgencias 

Cuando le puse el título a esta columna me acordé del programa de H&H que narra casos sobre sexo que terminan en sustos que no dan gusto y además son bochornosos, pero que nos pueden pasar a cualquiera, sí a mí también me pasó y hubiera sido muy random haber muerto de esa manera (risas grabadas).

Era un día de invierno, las calles de la ciudad estaban llenas de luces navideñas y el ambiente estaba festivo por todos lados. Salí del trabajo y quedé de cenar con unos amigos de mi infancia en el centro de Coyoacán.

Pedimos hamburguesas, alitas y papas que acompañamos con varios litros de cerveza, posteriormente llegaron los amigos del trabajo de uno de mis conocidos, yo era la única mujer del grupo.

Uno de ellos nos invitó a seguir brindando en el departamento de su chica, que estaba por Perisur, no nos quedaba lejos. Mi pareja tenía que llegar al restaurante para alcanzarme, pero no terminaba su llamado en el canal para el que trabajaba. Así que le pasé la dirección del depa al que íbamos a ir a seguirla. 

Foto: Yutacar / Unsplash

Antes de llegar al departamento de la chica compramos varios litros más de cerveza y otras bebidas preparadas, el “armamento” iba a alcanzar para toda la noche, pero cuando llegamos, no nos dejaron entrar al departamento. 

Claramente el tipo con el que estaba saliendo la chica de la casa fue un imprudente que ofreció el espacio sin preguntarle a ella y éramos puros desconocidos y todos hombres. Nos quedamos en el estacionamiento de la unidad en la que vivía.

Mi pareja llegó unos 10 minutos después por mí y nos fuimos, decidimos armar nuestra propia fiesta de 2 ya que el plan se había “caído”. 

Foto: Brannon Naito / Unsplash

Yo ya había tomado suficiente cerveza y mi pareja se había quedado con las ganas de tomarse unas, así que pasamos a comprar un six para cada quien, como siempre hacíamos, y decidimos buscar una habitación de hotel con jacuzzi. 

Éramos los mejores para armar esos planes improvisados en donde nos cayera la noche, preferíamos eso a regresar a casa tarde y bebidos.

Mi pareja le puso todo el bote de sales de eucalipto que nos dejaron y luego comenzó a llenar el jacuzzi mientras yo entraba al baño. Cuando salí me empecé a ahogar entre tos y estornudos, pues el olor de las sales y el calor del agua crearon un vapor que me dio una alergia espantosa.

Picaba horrible porque era un exceso de sales. Nuestra habitación olía a vaporub, él también comenzó a toser pero fue menos sensible que yo. 

Foto: PublicDomainPictures / Pixabay

Él sólo quería que tuviéramos una noche de sexo inolvidable en el jacuzzi pero se le pasó la mano. 

Para relajarme comenzó a darme un masaje, ya saben, puros pretextos (risas jocosas). Comenzamos a besarnos, pero deben saber que mi novio era una alfombra de vellos, demasiado peludo. 

Yo seguía con los estornudos y en uno que jalé aire se me metió uno de sus vellitos hasta la garganta y comencé a sentir que me ahogaba. En la desesperación por no poder respirar, comencé a dar vueltas por la habitación. 

Foto: Filipp Romanovski / Unsplash

Mi pareja se asustó muchísimo porque me puse roja-morada, me llevó al lavabo y me metió el dedo en la boca para que pudiera vomitar, comencé a hacerlo pero seguía sin poder respirar.

Era todo: la alergia que me causó el vapor del eucalipto, más el pelito que se me pegó en una angina, más el vómito, no estaba pudiendo jalar aire a mis pulmones. El vómito comenzó a salirme hasta por la nariz también.

Mi novio se espantó tanto que llamó a la recepción para pedir ayuda pero mientras llegaban, se me despegó el vello. Fueron unos minutos pero se me hicieron eternos, en ese momento nos tocaron la puerta, la ayuda había llegado. 

Mi novio estaba pálido del susto y abrió la puerta sin recordar que estaba desnudo. La persona de seguridad insistió en averiguar si todo estaba bien, así que le grité desde el baño que ya había pasado el susto. 

Foto: Isravel Raj / Unsplash

Me imagino que pensó que algo había salido mal esa noche de sexo, pero a nosotros nos había pasado una tontería, en realidad. 

Qué vergüenza ese momento, no saben cómo nos sentimos los 2. No paramos de reír el resto de la noche pensando en todos los escenarios que hubieran podido ocurrir si el vello no se me despegaba de la garganta. 

Íbamos a terminar en la sala de urgencias del hospital más cercano, desnudos y asustados. Afortunadamente todo quedó en una anécdota divertida y bochornosa de una noche de sexo que tuvo un final surreal. 

Por supuesto que ya ni nos metimos al jacuzzi, que se quedaron las cervezas que compramos y que no hubo sexo esa noche, pero sí muchas risas. Y recordé una anécdota de unos amigos de mi hermano que estaban en una noche de pasión y ella se pegó en la cabeza con la pared y se descalabró, ellos sí tuvieron que correr a urgencias porque necesito suturas. 

Foto: Andrey Zvyagintsev / Unsplash

Al menos nosotros no éramos los únicos conocidos que comenzaron una noche de sexo y terminaron asustadísimos. 

A partir de esa experiencia mi novio comenzó a cortarse el vello del cuerpo y nunca más quiso usar sales en un jacuzzi, quedó traumado. Y yo después de terminar con él preferí a los lampiños. 

Cuéntame si a ti te ha pasado algo bochornoso en una noche de sexo, quiero leer tu anécdota. 

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Vanessa Pérez Vanessa Pérez

Subdirectora digital y experta en periodismo rosa, apasionada de contar historias, del futbol y del cine de terror. Durante los años que ha ejercido el oficio periodístico, ha coleccionado historias tuyas, suyas y NUESTRAS. Ahora... llegó el momento de contarlas. 

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