El día que decidí cambiar mi carrera

cambiar-mi-carrera

Desde que nacemos, en algunas familias se predispone a los hijos o hasta nietos a estudiar X carrera, o definir a qué nos vamos a dedicar de grandes. Por ejemplo, nací en una familia que se dedica a la agricultura y ganadería, y eso será para mí. O en una familia de abogados, o “en esta familia todos trabajamos la madera”, y así sucesivamente.

Todo eso nos da sentido de pertenencia a la tribu; sin embargo, ocasiona que a veces poco cuestionemos qué queremos nosotras. Adicional, la sociedad en la que vivimos nos influye y eso genera que por percepción nos dediquemos a algo que no resuena con nosotras.

También a la hora de elegir carrera (si la estudiamos) o de buscar un trabajo muchas veces se toma la decisión desde la idea de “cuál será un buen trabajo en cuanto a la paga”, y no desde “lo que más me gusta, expande y atrae”. Muchas veces escuchamos comentarios con “de eso te vas a morir de hambre” o “nadie te va a contratar si haces eso”. Todo ello, alejándonos de nosotras mismas.

Foto: Imagen de benzoix en Freepik

El día que decidí cambiar mi carrera

Cuando elegí mi carrera empecé en ingeniería civil; al año me cambié a ciencias políticas y administración pública, y recuerdo todos los comentarios negativos sobre mi elección. Comentarios como “mejor estudia ingeniería y después trabajas en la política si quieres”, “ingeniería es una mejor carrera y más preparada”, y así puedo seguir. Todo ello claro que me hizo dudar mucho, pero seguí mi intuición y mi plan.

Después de hacer esa carrera y una maestría en seguridad en el extranjero, trabajar 7 años en el gobierno en puestos súper interesantes (bueno, para mí, claro), la vida dio vueltas y elegí cambiar de nuevo de rumbo. Esta vez para compartir el sound healing o terapia de sonido con más personas y ayudarlas a encontrar esa conexión interior que tenemos al calmar la mente, liberar estrés y ser más nosotras con el sonido de los cuencos.

Otro cambio drástico, un mundo muy nuevo para mí y para mi entorno, algo completamente fuera del estándar. Un emprendimiento y en torno a la transformación y sanación interior. Sin embargo, para mí parecía como si llevaba años en esto, muy familiar. En cada sesión me sentía más y más cómoda haciéndolo, como si mi cuerpo llevara años tocando los cuencos.

La pasión y el disfrute comenzaron a brillar cada día, siendo para mí una pasión y diversión, más que un trabajo. Sentí lo mismo que ese día que decidí por mí el cambio de carrera.

Conecta con el trabajo de tus sueños

¿Te ha pasado que tienes miedo el cambio de trabajo o carrera por miedo al qué dirán? ¿Te da miedo “fracasar” si te cambias de carrera o trabajo? ¿Eres feliz en ese trabajo al que vas diario? ¿Estás cómoda con el sueldo que recibes a cambio de tu trabajo o crees que vale más lo que aportas?

Todas estas peguntas te las dejo para reflexionar y conectar con el trabajo de tus sueños. No hay a nadie a quién complacer más que a ti, es tu vida y estamos aquí para ser felices.

Empieza por conectar contigo para saber qué es lo que buscas y deseas, para después poder ir haciendo un plan y tomar acción que te acerque cada día a ese trabajo ideal y felicidad en cada día.

Foto principal: Imagen de benzoix en Freepik

Mi mente, tu vida

mente

Constantemente vivimos en la mente, queriendo cambiar el pasado, intentado controlar el futuro, creando historias en las mentes de las personas y nos separamos de la realidad y el momento presente. Inventamos realidades que cobran vida de una manera tan fácil y tangible que a veces puede ser difícil desligarnos de eso que la mente quiere creer que creamos.

Hay quien dice que no somos lo que creemos que somos, no somos lo que el otro cree que somos, sino que somos lo que creemos que el otro cree que somos. Se me hace una idea fuerte e interesante. Ligado a que la percepción es realidad, qué duro que busquemos ser lo que creemos que el otro desea que seamos. Todo ello nos aleja de ser nosotras mismas y brillar por nuestra autenticidad, amor y felicidad.

Adicional, está vivir en los asuntos de los demás y del universo y alejarnos de nuestros asuntos. Queremos arreglar la vida del otro, de la cual nosotras tenemos una idea de cómo debe ser y también controlar los asuntos del universo para que sean como creemos que deben ser. La palabra, creo, se repite constantemente. ¿Por qué? Porque lo que buscamos es el control y la certidumbre.

Y, ¿cómo hacemos para vivir nuestra vida, ser nosotras, disfrutarla y salirnos de esa mente creadora de realidades imaginarias? Primero, empezamos a conocernos a nosotras mismas.

Esto es clave para ser “yo misma”: saber qué me gusta, en dónde me siento cómoda, cuáles son mis sueños, qué me pertenece a mí y no a los demás.

Segundo, hay que reconocer que mi mente no es mi realidad, que las historias que me cuento no son la verdad absoluta y que está en mí cambiar esa mente a un enfoque que me permita crecer y ser yo, liberándome de ser rehén de la mente de otros y buscar complacer al otro para encajar en su molde ideal.

Tercero, dejar de meternos en los asuntos de los demás. Liberar mi mente de lo que el otro debe hacer y sacarlos de mi molde ideal. Ello nos permite concentrarnos en nosotras mismas, regresando mi energía a mí y no al otro.

Para ponerlo en práctica y manos a la obra:

  • Cuando te caches con un pensamiento de una creencia, pregúntate: ¿a quién le pertenece esto? ¿Quién me compartió esto por primera vez?
  • Cuando te caches creando la vida de otra persona en tu mente, pausa y repite: “Yo soy yo y hoy me permito estar aquí y ahora”. Esto, para cambiar tu enfoque
  • Pregunta en tu mente contantemente de quién es este asunto, para reflexionar si es tuyo, de alguien más o del universo; de ser de uno de los dos últimos, entonces “lo suelto y regreso a mí”.
  • Al despertar repite tres veces: “hoy me enfoco en mí, en el presente, y me permito disfrutar ser yo”. Esto es para poner una intención en enfocarme en mí y alejarme de una mente hacia los demás.

Mi mente es mía, es mi aliada para soñar y crear mis sueños, mi aliada para vivir una vida del momento presente. Mi mente no es tu vida, no está diseñada para ser un director de cine de cada persona que me rodea. En cuanto más me enfoco en mí, en quien sí soy, en crear mis sueños y transformar mi realidad, más disfruto el momento y permito a otros ser ellos y no la imagen que yo quiero que sean.

Te invito a intentarlo, a convertirlo en una práctica y acercarte poco a poco a ser tú, porque ese es el mejor regalo que puedes darte a ti.

Lo que nadie le dice a las mujeres de emprender

emprender-mujeres

Muchas soñamos con ser nuestra propia jefa, ser dueñas de nuestro tiempo y rendirnos cuentas a nosotras mismas. Con tener nuestras empresas y tener la vida de esa persona que vemos llena de éxito, de poder, de facilidades. Esas vidas de las cuales solo conocemos la punta y creemos que llegar ahí ha sido “fácil”.

Bueno ese día llegó para mí un día. Ser mi propia jefa en cuanto a mi trabajo, rendirme cuentas a mí y ser dueña de un emprendimiento. De repente te das cuenta la complejidad que varias cosas, en especial de esas en la que no eres gran conocedora y que te has convertido en una “todóloga” de la noche a la mañana.

En el camino de emprender, después de seis años, hay varias cosas que me hubiera encantado saber. No para dejar de hacerlo, sino para tomar al toro por los cuernos y hacer el cambio un poco más fluido. Aunque por otro lado el hecho de empezar, aunque fuera con muchos miedos, es la manera de aprender, conocerte más y potencializar tus capacidades.

Hoy te quiero compartir tres aprendizajes que he tenido en ese camino y espero lo hagan más fluido para ti.

Lo que nadie me dijo acerca de emprender

Foto: Imagen de drobotdean en Freepik

1. Acepta desde el día uno en qué rubros requieres ayuda

No somos expertas en todo, podemos aprender un poco de todos los rubros; sin embargo, el tiempo es valioso para aplicarlo en lo que mejor sabes hacer y en el objetivo de tu negocio. Esto te permite delegar, tomar mejores devociones y ser más eficiente. Rodéate de un equipo que conozca cada área que necesitas.

Cuando emprendes te conviertes en “todóloga”, lo se, no siempre empezamos con un presupuesto para contratar un equipo enorme. Sin embargo, asesórate de quienes conocen cada área para que tu inversión sea eficiente. De lo contrario es muy fácil utilizar el dinero en puntos que no son lo que requieres.

Eso es parte de aprender pero, si desde el inicio nos asesoramos de quien conoce de números, por ejemplo, podemos usar nuestros recursos de una mejor manera.

2. Aprende de la competencia

En el camino del emprendimiento y los negocios hay muchísimas personas, inclusive la competencia, que lo hacen muy bien; saben como hacerlo y su camino nos permite aprender.

La competencia es sana y hay mucho que reconocerles, aprenderles de su modelo de negocio y estrategias de marketing. En la competencia podemos observar estrategias exitosas y no tanto, así como la manera de crecer o de quienes no han crecido de una manera esperada.

En la competencia también encontramos grandes empresas que han recorrido ese camino de crecimiento durante mucho tiempo. Busca aprender de ese éxito de otros para buscar el tuyo a tu manera.

De la misma manera existen muchos emprendedores que se han aventado a la aventura anteriormente. Aprende de ellos, acércate a varios para tener un mentor, rebotar ideas y así podrás tener experiencias sólidas que ya han funcionado.

3. Abrete al fracaso

La posibilidad de que las cosas no salgan como esperamos y el miedo a no lograrlo, es lo que más nos impide intentarlo. Los miedos siempre existirán; conforme avanzamos se van modificando, dejamos unos y surgen otros. El momento en el que estamos, la situación, ya la tenemos, y la manera de cambiarla es intentándolo diferente, arriesgando y probando.

El fracaso es solo una idea y punto de vista de cuando las cosas no salen como queremos. Sin embargo, un resultado distinto está lleno de aprendizajes. Me acuerdo de mi primer emprendimiento, un negocio de juguetes didácticos, y con la pandemia mucho cambió, también ideas mías y metas que tenía.

Acabé cerrando un negocio que pensé iba a tener por años. Sin embargo, aprendí tantas cosas que cada decisión e intento valió toda la pena. ¿Fracasé? No lo sé: para unos sí, para otros no, para mí por supuesto que no. Vencer el miedo de hacerlo fue lo que me permitió intentarlo en primer lugar.

Ábrete a tus sueños. En momentos vas a sentir que caes al precipicio; debes seguir, porque el aprendizaje y el resultado siempre valdrá la pena.

Foto principal: Imagen de drobotdean en Freepik

El día que me mostré vulnerable

vulnerable

Una manera de medir la fortaleza de las personas parece ser qué tanto no muestran sus emociones, no lloran, no sienten y van por la vida sin sentirse vulnerables. El famoso “los hombres no lloran” o “no es para tanto”. Por otro lado, “las mujeres son muy sensibles” o “ya no llores”. Así van creciendo los juicios y creencia sociales en torno a la fortaleza y ser vulnerable.

Todas estas creencias nos van inhibiendo el sentir, la capacidad de reconocer las emociones y entender cómo estamos, que a la larga tapar todo eso se puede manifestar en el cuerpo físico llevando a la enfermedad.

Un acto de valor

Para muchas personas validar lo emocional es mostrar vulnerabilidad, lo que se traduce en debilidad. Sentir y vivir emociones es lo normal, lo correcto, todas las sentimos, más no todas las escuchamos. Ellas nos dan información, nos permiten experimentar la realidad, empatizar y conocernos.

La vulnerabilidad es un acto de valor al rodearnos por constantes juicios sobre no sentir o expresar. Es también un acto de amor propio y cuidado a nosotras mismas. Abrir el corazón, la mente y el cuerpo a sentir enojo, amor, tristeza, entusiasmo, felicidad y rabia, además de ponerle nombre a eso, nos lleva a un camino interior profundo que va de la mano con la transformación interior y el crecimiento personal. Si no hacemos consciente algo, no podemos cambiarlo o utilizarlo a nuestro favor.

Cuando nos mostramos vulnerables nos abrimos a posibilidades de cambio como una nueva pareja, trabajar el amor propio, un cambio de trabajo o inclusive el lugar donde vivimos, para encontrarnos con espacios más acordes a nosotras y nuestro rumbo.

El día que me mostré vulnerable

En mi vida uno de los momentos más vulnerables me abrió dos de los caminos más enriquecedores y especiales. Externalizarlo, hablarlo y ponerle nombre a mi sentir permitió desbloquear esos miedos que impedían mi crecimiento.

Este momento fue la búsqueda de ser mamá, lo cual me enfrentó con un tratamiento de reproducción asistida y florecieron mis juicios del proceso, miedos del mismo y de la maternidad. Esa voz interna de juicio a mí misma creció. Me cuestioné por meses por qué yo estaba ahí hasta que un día me encontré con una sesión de ‘sound healing‘ con cuencos, lo que me llevó a llorar sin parar, a sentir y cambiar mi pregunta al “para qué”.

Mostrarme vulnerable me ayudó a reconocer mi fortaleza, perseverancia y también soledad, tristeza y enojo conmigo y el proceso; también ayudó a reconocer qué quería yo en ese momento y tener valor para realizar cambios.

Aquí surgen estos dos caminos especiales: el primero fue y es convertirme en mamá, y el segundo es el ser terapeuta de sonido y acompañar a otros en sus caminos para sentir y brillar.

A partir de ese momento se han abierto momentos en mi vida que nunca imaginé, que de quedarme en mi zona de confort, esa frustración y miedo solo se encierran hasta explotar y manifestarse como enojo con otros y rezago en mi trabajo.

A ti que me lees te invito a escucharte, a platicar contigo para abrir esa vulnerabilidad y permitirte sentir, escuchar tu interior y mover eso que se requiere para brillar. El camino no es cómodo ni fácil, tampoco es rápido; sin embargo, ese camino nos permite llegar a nuestra versión más expansiva, de amor y apapacho a nosotras mismas.

Foto principal: Imagen de stefamerpik en Freepik

¿Eres una mujer exitosa? Primero definamos qué es el éxito

qué es el éxito

Últimamente he tenido en mi mente la pregunta de ¿qué es el éxito? Y estuve dándole muchas vueltas para llegar a mi definición (que puede ser cambiante) y liberar el peso que tiene socialmente la idea de “lograr el éxito”.

¿Qué es el éxito?

Según el diccionario, “éxito” significa: “resultado feliz de un negocio, actuación, etcétera”. Sin
embargo, ¿resultado feliz para quién? Obvio para ti y por otro lado está el éxito para los demás, para la sociedad, para la familia, la pareja, las mamás de la escuela… y podemos
seguir.

Pensando en ello me quedé reflexionando de todas esas decisiones que hacemos
que nos llevan a ser felices, aunque sea por segundos, que no reconocemos o que por
ser decisiones mini las vemos como poco relevantes en el éxito.

Por ejemplo, en un trabajo. Te preparas para la entrevista, te dan el trabajo y nos vamos
al “era lo mínimo que esperaba” o “ya era hora”. Empezamos ahí y nos dan un proyecto
importante que, en lugar de reconocer, festejar y ver el éxito de ese paso, nos
comparamos con el de al lado que tiene dos o que trabaja sin parar. Y así podemos
seguir. ¿Por qué nos cuesta tanto reconocernos y darnos cuenta e importancia del éxito
en cada día?

Después de tanta reflexión decidí ponerme la tarea de analizar mi éxito en un día, todo
eso que me lleva a un resultado feliz. Aquí te comparto la lista que encontré de éxitos en
24 horas: despertarme después de 8 horas de sueño, meditar por 20 minutos, hacer
ejercicio por 60 minutos, arreglarme a tiempo, dejar a mi hija en la escuela puntual y sin
peleas o luchas. Hasta ahí llevo una mañana repleta de éxitos. Más tarde, dar una
sesión privada de meditación, grabar 3 vídeos para mi método Encalma y cerrar una
meditación grupal. Éxito, éxito, éxito.

Todas esas pequeñas acciones, diría yo, también cotidianas, están llenas de esfuerzo,
planeación y éxitos que nos llevan a una vida de felicidad, plenitud y sueños
cumplidos. Cada esfuerzo y paso es un éxito que nos lleva a reconocer nuestro valor y
saber que en cada momento de nuestra vida, con acción, nos acercamos a ser esa
versión que deseamos ser.

Hoy te invito a que realices una lista de 50 éxitos propios que has tenido el mes anterior;
puede ser desde lo más obvio que haces cada día hasta tus logros en el trabajo. Una vez realizada, escribe a un lado de cada éxito la frase “Reconozco mi esfuerzo y valor por X”. Al acabar, cierra tus ojos y visualízate llena de luz por dentro y por fuera, esa luz que se prende cada vez más con ese valor.

Foto principal: Imagen de freepik

¿Estás viviendo una vida con significado?

vida con significado

¿Cómo es tu día a día? ¿A qué le dedicas tu energía? Trata de responder a estas preguntas enumerando las actividades que realizas cotidianamente y anótalas en papel si es necesario. Toma en cuenta tus responsabilidades en casa, en el trabajo, con tus seres queridos y contigo misma.

Ahora, ¿cuántas de esas actividades te están haciendo crecer y convertirte en una persona más consciente? ¿Lo que “debes” hacer cada día te está ayudando a construir la vida que quieres?

Cada día es un gran momento para observarnos y analizar qué podemos cambiar, transformar o hacer mejor para seguir expandiéndonos. Céntrate en observar cuánta energía le dedicas a lo que le aporta un significado a tu vida que vaya más allá de lo tangible. Actuar para ser quien queremos ser, esa versión de nosotras nos acerca a que sea realidad.

Vale la pena experimentar para tener una vida con significado

¿Cuántas nuevas experiencias viviste en el día, mes o último año? Retarnos, atrevernos a hacer cosas que quizás nos incomoden, aprender, leer más libros, viajar a nuevos lugares o conocer y compartir con nuevas personas nos permite expandirnos y conocernos a nosotras mismas a través de distintas perspectivas.

Es solo saliendo de nuestra “zona segura” o de aquello que reconocemos como familiar que nos encontraremos con los retos que nos harán enfrentarnos a nuestras diversas formas de actuar, reaccionar, pensar y sentir. Date la oportunidad de vivir una nueva vida cada vez que lo sientas necesario.

Vivir en el presente

¿Te has puesto a pensar cuál es el motivo por el que a veces sientes ansiedad? Haz este ejercicio: observa tu entorno en este momento, lo tangible que te rodea y observa cómo te sientes. Ahora, piensa ¿qué cambiarías de este momento presente? ¿Te das cuenta de que tienes la posibilidad de hacerlo?

Si pensamos en el pasado, sentiremos cosas relacionadas a ese tiempo, y engancharnos a ellas no tiene mucho uso, ya que no podemos regresar ahí para actuar diferente. Ahora, si pensamos en el futuro, podemos sentir ansiedad por la incertidumbre, pero si nos quedamos en el presente, tenemos la posibilidad de actuar para sentirnos en calma, cambiando lo que se puede cambiar y construyendo sobre lo que es una realidad tangible.

Suena trillado, pero es real que lo único que tenemos es el hoy. Si bien vivimos en una sociedad que nos exige estar planeando a futuro, siempre podemos hacerlo enfocándonos en cómo ese trabajo por “un mejor futuro” nos hace sentir el día de hoy.

Si vives en una situación que no te hace feliz, y te mantienes ahí por la promesa de que en un futuro te dará lo que deseas, cuestiónate qué tanto vale la pena sacrificar tu presente por aquello que es incierto.

Abrirte a vivir un final

Todo en esta vida es cíclico, y seguramente si haces un recuento de tu vida, te darás cuenta de que está marcada por etapas. Algunos finales son mucho más notorios que otros, así como cada uno de ellos trae impresas emociones diferentes.

Entender que todo en la vida tiene un final nos permite abrirnos a la posibilidad de que haya un comienzo. Si nos enganchamos a lo que ya hemos vivido y no nos damos la oportunidad de reconocer su final, nos quedaremos estancadas sintiendo y vibrando en la monotonía de lo que ya fue, limitándonos tanto a las nuevas experiencias, sensaciones y el crecimiento que esto conlleva.

Observarte y ser honesta contigo misma es un acto de amor propio, pues te permite analizar qué vale la pena cambiar para construir la vida de tus sueños, una vida con significado. ¿Qué harás diferente en este momento para acercarte a tu mejor versión?

Foto principal: Imagen de ArthurHidden en Freepik

La importancia de conectar con el cuerpo

conectar con el cuerpo

El tema de conectar con el cuerpo me encanta, creo que es tan conocido e intuitivo y al mismo tiempo confuso y lejano a nosotras. El alma es un ente y nuestro cuerpo es otro. Muchas veces el cuerpo nos da la información que requerimos y, entre más la escuchamos, es más fácil entender las señales.

Vamos a hacer un pequeño ejercicio para ir escuchando al cuerpo. Te invito a que cierres los ojos y repitas en tu mente un color del cual no es tu pelo: vas a repetir “mi pelo es color X” (que sea falso). Ahora di la misma frase con el color verdadero de tu pelo, percibe cómo se siente. ¿Notas algo distinto? El cuerpo se manifiesta diferente cuando algo es cómodo, verdadero o cuando es incómodo o incierto para ti. Repítelo y ve diferenciando las sensaciones.

Esto lo podemos hacer en cada ámbito y decisión de nuestra vida. Nuestro cuerpo es sano, el dar un bocado de comida y esa sensación de querer escupirlo es porque algo te dice que no está bueno. Eso es cuerpo sabio.

La importancia de conectar con el cuerpo

¿Por qué es importante conectar con el cuerpo? Nos permite ser más conscientes y tomar decisiones desde la intuición y lo que es para nosotras. Lo más impresionante es que nacemos con esa sabiduría y lo que pasa es que la apagamos, le dejamos de poner atención.

Cuando nacemos el cuerpo sabe cuándo tenemos hambre, sueño o frío. Conforme pasa el tiempo los juicios, el deber ser de nuestro círculo, van apagando esa conexión corporal. Ellos nos alejan de la consciencia y de ser nosotras mismas.

Qué incómodo es decir que me quiero vestir de un color y que todos opinen y me juzguen por eso. Entonces lo más rápido es dejar de vestirme así y estar incómoda por vestirme como me dicen que debo estar vestida. Con el tiempo ya se nos hace normal esa incomodidad y dejamos de escuchar al cuerpo. Nos vamos metiendo en una caja de frustración y, por pertenecer, apagamos esa conexión.

Reactivarla es clave, es un proceso; es salir de la caja de confort para regresar a nuestra esencia y brillar desde nosotras.

En mi proceso, escuchar a mi cuerpo y reconocer cuando no se encuentra cómodo me ha llevado a renunciar a trabajos que parecen de ensueño, a no salir con ese hombre que a ojos de otros es “el ideal”, a no ir a la fiesta “del año”, y así la lista sigue. Cada decisión en contacto con mi cuerpo ha sido incómoda al exterior; sin embargo, me han permitido ser más yo y así actuar desde lo que me resulta cómodo y fácil. Ese resultado es felicidad, ligereza y, a la larga, éxito.

Nuestro cuerpo es el ente conectado a la naturaleza, al instinto y sabiduría. Siéntelo y escúchalo sin juicio. Dale comodidad y confianza: si desea helado dáselo, si le quitas el juicio a ese helado lo vas a disfrutar más que si en tu mente racional estás contando la caloría y la culpa de comértelo.

Hoy te invito a escuchar al cuerpo, a conectar, a quitarle juicios y ser tú desde tu esencia de brillo y amor. Cuéntame en redes (@paulinalanda___) cómo te sientes al conectar con el cuerpo y decidir desde tu sabiduría interna.

Foto principal: Imagen de wayhomestudio en Freepik

El día que me acordé de que la magia vive en mi

magia

Estoy escribiendo esta columna regresando de un viaje mágico a Disney. Para mí, un espacio en donde nos permitimos sentir la magia, revivirla y reconectarla.

¿En qué momento la olvidamos? Cuando somos niñas todo nos asombra, nos quita el aliento y nos saca un “wow” de la boca. Ser mamá me ha permitido revivirlo y vivirlo a través de una persona inocente, llena de curiosidad, sin miedo a equivocarse o complacer por el “qué dirán los demás.”

¿Cuándo nos olvidamos de la magia?

Conforme crecemos, desde mi punto de vista y experiencia, vamos perdiéndonos para pertenecer a una sociedad: ser parte de, hacerlo “como se debe”, esconder lo que pensamos o sentimos por miedo al rechazo y llenas de querer ser como otros, olvidando lo que sí somos.

Al llegar a Disney se me salieron las lágrimas, lágrimas de emoción de ver a miles de personitas disfrazadas de sus personajes favoritos, o del favorito de mamá que fue el que le regalaron. Sin cuestionarlo se convierten en princesas, superheroínas, sirenas, corredoras de coches, todos sus ojos irradian una luz inexplicable de emoción que sus cuerpos no pueden sostener.

Todo, absolutamente todo, parece perfecto. Y “parece”, porque como adulto entras en un constante “nada es perfecto”. Y, ¿qué si sí lo fuera? Si reconocemos que, así como es, incómodo, roto, mágico, con música, es perfecto.

Una vez que entras todos se vuelven felices, hay botargas por todos lados a las que se les piden fotos, autógrafos, es vivir una película en carne y hueso. Cada persona que trabaja ahí irradia felicidad y amabilidad. ¿Cómo no hacerlo cuando cada acción hace que te regalen una sonrisa?

La magia puede estar ahí siempre

Hay en momentos, claro, que es inevitable el llanto: de cansancio, hambre, enojo, porque quieren juguetes que no se les da y así la lista sin acabar. Sin embargo, la magia sigue: luces, comida, fuegos artificiales, adultos disfrazados, familias uniformadas y un constante recordatorio de disfrutar la vida y vivir el momento presente. Hace mucho no pasaba tanto tiempo sin el celular en la mano, qué increíble decir “no tengo tiempo para ver el teléfono” y qué delicioso se siente estar con la frente en alto y ver tantas sonrisas disfrutar la vida.

Cada paso era un contener de la lágrima que escurre sin poder evitarla. Claro que mi mente, en momentos, suelta un “Paulina que ridícula”; por otro lado pensar, ¿cuándo decidí o decidieron por mí que eso es ridículo? No sé y elegí permitirme sentir, sonreír, tomarme fotos y que mi cuerpo sintiera la magia que hay en ese lugar, la magia que los adultos hacemos para los niños.

Y, ¿por qué crearla ahí y no vivirla en el día a día?

De mí para mí: Paulina, divierte, diviértete para ti, juega, ríe y llora, descubre y pregunta. No te escondas, permítete brillar y encontrar la magia en cada momento, en cada día y cada persona. Hoy te digo, el mundo y la vida son magia, un milagro. Ábrete a ello y así cada día se convertirá en ese momento de Disney dentro de ti.

Y tú, ¿cómo estás?

mindfulness

Bien. ¿Bien? La respuesta viene en automático. Es natural que no le demos demasiadas explicaciones al que nos pregunta cómo estamos por simple cortesía, pero tener un poco más de honestidad con nosotras mismas y atrevernos a sentir con conciencia cada una de las sensaciones de nuestro cuerpo o nuestras emociones es una forma de practicar mindfulness.

Se trata de una herramienta para buscar estar absolutamente presentes en este momento, de volvernos conscientes de lo que podemos sentir, sin emitir juicios ni tratar de interpretarlo o incluso entenderlo.

Está comprobado que practicar mindfulness a través de diversas herramientas nos ayuda a disminuir significativamente nuestros niveles de estrés. Un estudio realizado por la American Psychological Association estudió los niveles de estrés de pacientes que fueron expuestos a técnicas de mindfulness durante 8 días. Los resultados indicaron que, al final del ejercicio, la mayoría de los pacientes mostraron una gran disminución en los niveles de cortisol, y dijeron sentir menos estrés y ansiedad.

Para el mismo estudio se tomaron resonancias de la actividad cerebral de las personas mientras veían una película antes y después del ejercicio de mindfulness. Las imágenes mostraron que, luego de la meditación, los sujetos mostraban menos reactividad natural a la misma película. Esto podría ser un indicador de que esta práctica de meditación nos ayuda a regular la manera en la que reaccionamos y gestionamos nuestras emociones.

El mindfulness es una herramienta que nos ayuda a procesar la información que recibimos de cientos de estímulos diarios desde un estado mental y emocional más sereno. A consecuencia, nos resulta más fácil empatizar con una situación ajena o sobrellevar mejor aquello que nos podría resultar amenazador.

Cómo practicar mindfulness

Foto: Unsplash. Aaron Burden

1. La respiración

Realizar ‘Pranayama’ o ejercicios de respiración nos ayuda a calmar la mente y conectar con nuestras sensaciones. ¿Qué sientes cuando aguantas la respiración? Quizás simplemente concentrarnos en que cada inhalación dure lo mismo que cada exhalación es suficiente para calmar la mente.

Trata de conectar con tu respiración durante al menos cinco minutos al día, visualiza cómo el aire que entra purifica lo que hay dentro de ti y cómo en cada exhalación eres capaz de liberar todo aquello que te resulta agotador.

2. Terapia de sonido

Permítete sumergirte por completo en el sonido. Buscar estar completamente presente durante una terapia de ‘sound healing’ es una forma de mindfulness; concéntrate en lo que escuchas y en cómo eso vibra en distintas partes de tu cuerpo físico y emocional.

¿Qué te hace sentir el sonido? ¿En qué parte del cuerpo sientes su eco? El sonido es una frecuencia sanadora con la que podemos conectar casi de manera instintiva. Relájate y siente tu cuerpo, observa tus pensamientos sin juicio y date cuenta de cómo, poco a poco, tu respiración se comienza a fusionar con el sonido.

3. Vuélvete observadora en la cotidianidad

En la rutina diaria es muy fácil que caigamos en actuar casi de manera inmediata. Practicar el mindfulness en acciones pequeñas nos brinda la oportunidad de cambiar de perspectiva.

Vuélvete absolutamente consciente de las sensaciones al comer tu fruta favorita, de los colores, aromas y sensaciones que quizás ignoras si comes frente a la televisión. Toma un baño y permítete concentrarte solo en lo que estás haciendo en ese momento.

Atrévete a volverte consciente del momento presente, de cómo te relacionas con él y observa tus maneras de reaccionar. La conciencia de nuestro entorno es un primer paso para observar cómo es que nos relacionamos con él.

Foto destacada: Imagen de Freepik

Estándares nuestros o de los demás

¿Cuántas veces has dejado de hacer algo para complacer a alguien más y no salir de la caja en la que hay que estar?

Desde que nacemos somos parte de un entorno que nos forma, nos cuida, nos enseña. De personas y círculos sociales que nos da identidad, impulsan y vamos creciendo bajo ciertos estándares de este. Estándares de educación, vestimenta, modales, el famoso deber ser.

Durante el cierre de año fiestas, compromisos, recuentos de logros e intentos me he puesto mucho a pensar ¿para quién es todo esto? ¿cumplir para quién? Desde el con quién pasas las fiestas, qué sirves, cómo pones la mesa y las pláticas en cada mesa donde hemos normalizado el opinar el cómo, cuándo y dónde de todo.

Qué estándares son nuestros y cuáles son influenciados por los demás

¿Cuántas veces has dejado de hacer algo para complacer a alguien más y no salir de la caja en la que hay que estar? Yo muchas veces y en esta reflexión me doy cuenta de que justo en los momentos que he decidido saltar de esa caja es cuando más he crecido.

Todos estos estándares nos impulsan a retarnos, a explorar y también nos permiten cuestionarnos sobre qué es lo que queremos hacer, crear y transformar. Por otro lado, nos pueden también “encarcelar” a ser lo que “debemos de ser y hacer”.

Hoy de mi para mí, en esta reflexión me hubiera encantado escuchar la frase “no pasa nada” más veces en momentos de querer salir de ese estándar o expectativa y no frenar lo que mi imaginación soñaba crear o hacer. También, el escuchar esa voz que decía “tú puedes hacerlo diferente, inténtalo”.

Cada uno de nosotros somos valiosos por el hecho de estar en esta tierra, somos únicos, no hay manera de que existamos dos de nosotros, cada experiencia que vivimos nos impacta de manera distinta a unos y a otros, el cuerpo es distintos la conciencia, gustos, y así podemos seguir. Entonces por qué queremos cumplir con los mismos estándares y meternos a todos en la misma caja.

Desde mi punto, por facilidad. Es más fácil como mamá que todos mis hijos quieran la misma clase o que la misma escuela sea para todos. Claro que es práctico y al mismo tiempo no nos damos cuenta de las limitaciones y frustraciones que eso nos genera.

En esta reflexión me percate el cómo al quitar el estándar todo esta maravillosamente acomodado en donde tiene que estar. Me di cuenta que mi camino, así como el tuyo, es maravilloso. No todos nos tenemos que casar a la misma edad, tener las mismas calificaciones, generar dinero de la misma manera. El valor de cada uno de nosotros está en ser nosotros y permitir que nuestra luz crezca en cada espacio al que vamos.

Te invito a observarte y conectar con esa versión tuya de 2 años, qué te gustaba hacer, crear, cómo te gustaba vestirte. Analiza cómo con el tiempo has ido cambiando y si ha sido por ti o por otros, para encajar o porque de verdad te convence. ¿Hay algo que te gustaría hacer diferente para ser tu y brillar? Hoy es el día y la señal para animarte y mostrarte como el valor que realmente eres al mundo.

Imagen destacada de lookstudio en Freepik

Y tú, ¿cómo cierras el año?

cómo cierras el año

Empieza la cuenta regresiva de este 2023, que fue un año lleno de energía, sacudidas y mucho movimiento. Antes de que llegue a su final me gustaría preguntarte, ¿cómo cierras el año?

¿Cómo cierras el año?

¿Cuáles son tus logros esperados? ¿Cuáles son tus logros no esperados? ¿Quién eres tú diferente a la persona que comenzó el año? ¿Qué deseas manifestar para el 2024? ¿Cómo has evolucionado? ¿Qué creencias han cambiado?

Algunas preguntas para reflexionar, vaciar la mente y voltear a ver lo maravillosa que eres.

Haciendo ese ejercicio te quiero contar de cómo se me salieron las lágrimas de dolor, de felicidad, de orgullo, de todo junto. Este 2023 emprendí un proyecto enorme, un sueño que al mismo tiempo no sabía ni para dónde, a dónde me llevaría, me llenaba de emoción y de nervio. Un proyecto que me ha permitido crecer de una manera inimaginable: “Encalma Healing Studio”, un espacio en medio del caos para meditar, relajar, conectar y transformar.

Recuerdo ir a estudios de yoga y pensar, “wow, quién ha logrado esto, me encantaría algo así”. De una manera inesperada, llegó ese momento para mí. Un estudio de ‘sound healing’, único en México, especial y retador. “Encalma” ha sido un proyecto hermoso que ha crecido de una manera que nunca soñé. Me ha retado, hecho reír y llorar.

Hoy cierro el año diferente, con un proyecto que se transforma de una manera que no imaginé el día que lo empecé. Se transforma para llegar a más personas de manera virtual y presencial. Evoluciona igual que yo he evolucionado en el año, pasamos a otra etapa que me llena otra vez de nervio y de felicidad, emoción y nostalgia. Yo no soy la misma y mis proyectos no son los mismos.

Lo que más me ha costado es el “qué dirán”, contestar preguntas del tipo “¿por qué, si te va muy bien?”, explicarle a algunos por qué lo hago y de cierta manera decepcionar a otros.

Te lo platico porque en mi reflexión me he cuestionado lo normal que hemos vuelto la acción de incomodar a otros, juzgarlos y en meternos en temas que no nos importan.

También te lo platico porque quiero que sepas y te reafirmes lo bien que es ser tú, tomar las decisiones para ti y solo para ti, para tu crecimiento, para reconocer que si tú estás bien entonces puedes compartir ese amor y felicidad con otros. La idea es que te muevas a decidir y transformar si eso es lo que quieres, porque no estás sola.

También aprendí que soltar duele y al mismo tiempo es increíble, nos permite crecer, movernos y crear. Dejar ir es parte de crecer y de ser, además de que todo se transforma, nada es para siempre.

Hoy se transforma Encalma Healing Studio por Paulina Landa para crecer y llegar a ti, para juntas brillar desde el corazón y permitirte encontrar esa calma en todo momento. Entra a www.paulinalanda.com y comienza a transformar para, sin miedo, ser tú misma.

Una carta para ti misma

carta

Nota: lee la siguiente carta cambiando el “Paulina” por tu nombre.

Querida Paulina,

Estamos a 33 días de terminar el 2023 y te escribo esta carta desde mi corazón.

Quisiera empezar por pedirte perdón por las veces que no te escuché, por no priorizar el cuidado de tu cuerpo y por no priorizar las citas contigo. Perdón, Paulina, si alguna vez dije “mañana empiezo a hacer ejercicio” u “hoy no comeré azúcar” y aun así lo hice. Perdón por la falta de compromiso contigo Paulina y por hablarte como no lo mereces, siendo en ocasiones tu peor enemigo o no permitiéndote crear. Te pido perdón si al ser la voz que más te acompaña no he estado de tu lado.

También te escribo para decirte lo mucho que te admiro, Paulina. Reconozco tu esfuerzo por despertarte temprano para que la casa esté lista antes de irte a trabajar. Te admiro el esfuerzo diario y dedicación en el trabajo. Felicidades por cada esfuerzo, cada día, por este año más que está por acabar y tú aquí estás.

Foto: Unsplash. Aaron Burden

Paulina, te doy gracias por estar conmigo siempre, acompañarme en la tristeza y en la felicidad. Gracias por levantarte cada día, por estar viva y conmigo, gracias.

Gracias Paulina, por ayudarme a crecer, a entender, esforzarme y perseverar por más y mejores oportunidades de crecimiento. Te agradezco por creer en mí, en mis proyectos y en guiarme en todo momento. Gracias por estar aquí, por levantarte en la mañana, vestirte, por leer esta carta y escucharme.

Hoy me comprometo contigo, Paulina, con un cierre de año de amor y felicidad, en hacer el máximo de estos 33 días. Porque, ¿qué más es posible en estos días? ¿Qué puedo crear y recibir estos días para un año más grandioso?

Paulina, te quiero decir qué orgullosa estoy de ti, de tu amor, y te invito a reflexionar sobre cada logro de este año, por más pequeño que sea. Hoy es el día de reconocerlo, de valorarlo y permitir brillar siendo tú. Me comprometo contigo, Paulina, a ayudarte a ser tu mejor versión y ayudarte a construir cada escalón con esfuerzo y sostén para ser tú, así como destruir todo eso que ya no te contribuye a ser tú o que te frena para brillar.

Repite 10 veces antes de dormir: “yo, Paulina, soy valor, me reconozco y me permito brillar.”

Te quiero Paulina, caminemos juntas.

Abrazos de amor,
Paulina

¿Fracaso o aprendizaje? Todo depende de ti

fracaso

Cerca de que acabe el 2023 he estado muy pensativa del año, de las metas que se lograron, de las que se transformaron y también de los aprendizajes y proyectos que tomaron un camino distinto al que se pensaba. Todo eso me llevó a pensar en la palabra “fracaso”, una que saque hace varios años de mi vocabulario.

En la reflexión busqué la definición en el diccionario y es “resultado adverso en una cosa que se esperaba sucediese bien”. Sin embargo, me sonó muy fuerte empezando por el qué es “bien”, para quién, bajo qué…

Todo ‘fracaso’ tiene un valor

¿Por qué dejé de usar esta palabra? Elegí cambiarla por aprendizaje, me parece que el fracaso suena a que nada salió de la situación, como experiencias, aprendizajes y conocimientos. Sin embargo, de cada elección y proyecto podemos encontrar valor, por más que no salga como esperamos.

Cuando elegimos un trabajo, salir con una persona, ver a una amiga, ir a un viaje lo hacemos con la búsqueda de un resultado esperado, una expectativa de la acción. Cuando eso no sucede muchas veces la mente se pone creativa siendo nuestro peor enemigo: “claro, me dejó porque mi cuerpo…”, “me corrieron porque x es más inteligente que yo”, “nunca debí empezar ese negocio, mejor quedarme en una empresa” o “por esto a nadie le interesa lo que digo”.

Esas decisiones las hacemos con un “para qué” en mente. ¿Y si a pesar de no obtener el resultado deseado viéramos el aprendizaje? Con preguntas como “qué cambiaría”, “cómo hacerlo distinto”, “qué descubrí de mí en x situación”. Con dichas reflexiones nos abrimos a la abundancia, a ver lo que sí somos y tenemos, a no perdernos en el fracaso perfeccionista ni en las expectativas de otros en nosotras o creadas por nosotras con base en otras personas.

Por qué es importante equivocarte

Este año por primera vez saqué un curso presencial al que nadie se inscribió, después de 3 años de dar cursos con hasta 50 inscritos ese día llegó. Un día antes en la noche seguía sin entender por qué nadie estaba inscrito y con la esperanza de que despertara y alguien llegara. No pasó, y aun así me presenté a ese curso que había quedado con el universo que daría. ¿Fracaso? Todo lo contrario.

Aprendí que saqué el curso por complacer a otros y no a mí. Ese día daría una versión presencial de un programa online porque “la gente lo pide” y ni siquiera ellos que lo piden lo tomaron. Aprendí a escuchar a mi corazón e intuición; yo misma lo había creado desde la energía de no recibir y algo que iba contra de lo que más cómodo me resulta. Todo ello por cumplir las expectativas ajenas a mí.

Hoy te digo: prueba, equivócate y aprende, reflexiona de cada elección porque todo es información que te acerca a tu fuente, a ser tú. La incomodidad es parte del crecimiento y el fracaso es el aprendizaje más grande, porque lo intentaste, te moviste y es ahí donde más nos conocemos.

La mujer perfecta sí existe, eres tú

mujer perfecta

Llevo varias semanas pensando en la mujer perfecta del siglo XXI. Esta mujer que trabaja con un alto puesto ejecutivo, financieramente independiente. También es esposa con una casa que funciona al 100, está presente en eventos, vive en una casa acomodada y limpia. Tiene 3 hijos chiquitos y los lleva a la escuela, los recoge, los acompaña a las clases de la tarde, los baña y duerme todas las noches. Es una mujer que hace ejercicio y come saludable de acuerdo a lo que su cuerpo requiere.

También es una influencer en las redes sociales, miles de miles de seguidores, tiene gran amor por ellos e influencia en la vida de todos, qué responsabilidad. Claro que existe, hay una en cada familia.

No saco esa imagen de mi cabeza y me ha permitido reflexionar sobre la presión que existe hoy en todos lados por cumplir estereotipos, expectativas y vivir la vida para otros.

Las expectativas no paran

Las expectativas sociales crecen cada vez más, las redes sociales y la velocidad de las cosas tan instantáneas hacen que poco disfrutemos de lo que hacemos, quiénes somos y que los pensamientos de “quién soy”, “qué quiero” o “¿mis logros son suficientes?”, se nublen cada vez mas.

Hay tanto frentes abiertos sobre todo en lo que como mujer hay que ser “perfectas”; todo lo que hay que hacer, lograr y controlar.

Si eres mamá entonces “solo eres mamá”; si trabajas, entonces “tus hijos están solos” o “eso es porque tú no estás presente”; si no eres activa en redes, “¿cómo piensas llegar a más personas?”. Así, siempre hay un “pero” o una exigencia más que cumplir, como si hubiera una descripción y manual de “MUJER DEL SIGLO” que hay que palomear. Ah, pero esa mujer no tiene ego, los demás van primero y cumplir la lista de todos es la prioridad. ¿Te suena familiar?

Pareciera que la mujer perfecta existe en todas las mentes en este siglo. ¿Qué pasaría si más bien esa mujer perfecta es la mujer empoderada para elegir, para elegir qué sí desea y qué no, cuándo sí y cuándo no? ¿Qué pasaría si valoráramos a la mamá como el trabajo más prestigioso que hay?

Foto: Unsplash. Dakota Corbin

La mujer perfecta eres tú, ¡elígete!

Hasta donde yo sé, el día sigue teniendo 24 horas y el año 365 días. Entonces, más que cumplir con el mismo tiempo, más que lograr con el mismo tiempo trabajar, ser mamá presente, amiga, esposa, ama de casa, empresaria e influencer, hoy te digo que está bien soñar, elegir y seguir tu corazón.

¿Deseas ser mamá y dedicarte a tus hijos? Está bien. ¿Deseas trabajar y no ser mamá? Está bien. ¿Deseas un poco de todo? Está bien. ¿Y sabes qué también está bien? Está bien cambiar, elegir diferente, soltar y ser tú porque eso es lo que más feliz te hará.

Hoy te invito a invitar al ego a tu vida, a invitarlo para pensar en ti y en lo que te hace feliz antes que a todos los demás, porque eso es lo que nos permite entonces crear y dar lo mejor para otros.

La mujer perfecta sí existe, está dentro de ti, en lo que tú elijas ser, hacer, crear y desde ahí brillar; cumpliendo primero tu lista, una lista que puede transformarse en todo momento. Tu superpoder es ser tú, disfrutarte, abrazarte y reconocerte.

Haz una lista de 50 cosas que te reconoces a ti misma hoy (esfuerzo, transformación, logro, superpoder, etc.). No hay más importante que otro, no hay espacio para el juicio o comparación. Reconoce tu poder y ese compártelo, el regalo más grande para este mundo eres tú.

Es momento de preguntarnos, ¿por qué el amor?

amor

Amor, amor, amor. Escuchamos mucho el quiérete, ámate, ama a otros, encuentra una pareja… Pero, ¿qué es realmente? ¿Por qué el amor?

Para mí el amor es valorar, conectar, confiar, estar en paz y plenitud. Es dar sin esperar recibir y al mismo tiempo recibir más amor. Es algo que se da y crece por instantes, donde sembramos el amor crece el amor, donde ponemos amor se multiplica y creo que con él todo se puede. Sí, todo se puede. Se puede por amor a crear, a crecer, a jugar, a ver, a estar. Cuando la intención se hace desde el amor entonces la luz brilla sin parar.

Podemos compartir amor con quienes conocemos y con quienes no, con nosotras y hacia nosotras. Para mí una gran manera de dar amor es con una sonrisa. ¿Te ha pasado que estás de malas y en la calle alguien te regala una sonrisa? Ahí está ese amor que te ilumina en el momento.

Compartirlo nos permite generar empatía, si entendemos que todos hacemos lo posible desde el amor entonces entendemos el camino de cada quien, empatizamos y también nos permite dar la mano sin juicio, con el fin de expandir y no restar.

También creo que no podemos compartir lo que no tenemos, es por eso que el amor empieza en nuestro corazón, en tu corazón. El amor y plenitud propios es donde empieza a crecer esa semilla de fuerza imparable que crece y se expande por todos lados, en cada acción que realizamos.

Foto: Unsplash. Will O

Comenzar dándote amor

¿Y cómo me amo? Para esa respuesta primero te pregunto, ¿cuándo fue la última vez que te miraste a ti? ¿Cuándo fue la última vez que hiciste algo por ti? ¿Algo que te hiciera sentir en calma y compañía contigo?

Empecemos por amarnos a nosotras infinito y es ahí donde podemos crecer y multiplicar ese amor. Hoy te invito a regalarte una flor, una carta, una sonrisa y recibirla desde el corazón para el corazón. Te invito a que cierres tus ojos, visualices tu corazón frente a ti, cómo está: color, tamaño, forma. Envíale amor, en forma de imágenes, luz, caricias, palabras, observa cómo cambia, cómo se siente. Realízalo por 5 minutos. Después observa cómo está ese corazón, si cambió en algo como tamaño, color o forma. Al terminar dibuja ese corazón y abrázalo. Abrázate y reconoce cómo tú tienes el poder de llenarte de amor y así poder compartirlo.

Hoy te digo, te amo, te veo y te honro. Te comparto amor desde el fondo de mi corazón y a Paulina le digo, gracias, gracias por la compañía y darme la mano.

Hoy me abro al amor, a dar y recibir sin límite, a sembrarlo donde no hay y crecerlo donde sí hay.

Cómo reconectar contigo misma en un día ‘sin sentido’

días sin sentido

¿Te identificas con el pensamiento o sentimiento de “¿no se ni qué hago, para qué lo hago o qué carajos estoy haciendo”?. Yo sí, y confieso que más de una vez me ha pasado que me siento sin sentido, sin rumbo. Esos días que me siento apática en lo que hago. Si te identificas no estás sola, creo yo que es normal y al mismo tiempo señal de que hay un reto y que la pregunta, la duda, el esfuerzo es que vamos en camino para brillar. ¿Por qué? Porque la incomodidad te expande y te mueve a crear.

¿Y qué hago cuando eso me pasa? Porque sé que es incomodo y a veces me desmotiva. Te comparto tres consejos que me permiten regresar a mi rumbo esos días de mente nublada que siento que es un día “sin sentido”.

Cómo reconectar en un día ‘sin sentido’

1. Mis 100 agradecimientos

Este es de mis ejercicios favoritos: hoja y pluma, y escribir una lista de 100 cosas/acciones/personas por las que doy gracias. La gratitud nos permite abrirnos a ver lo que nos rodea, lo que sí tengo. Es una energía de alta vibración que nos permite atraer abundancia. En estos agradecimientos también me gusta incluir la incomodidad porque es parte de mi crecimiento, a veces una caída me permite moverme a lugares que jamás imaginé. Por ejemplo, dejar un trabajo ha sido de los momentos más duros, no saber qué sigue o cómo sigue; sin embargo también lo agradezco porque de otra manera no estaría aquí hoy.

Te invito a realizar esta lista y comenzar a agradecer desde lo más obvio.

2. Carta para Paulina

Otro que es de mis básicos. No encontrar sentido va de la mano del amor propio, del reconocimiento que muchas veces buscamos hacia afuera ¿Qué pasaría si comenzaras a reconocer tu valor, tu potencial sin esperar a que otros lo hagan y vives para ti? Pregunta básica si sientes tu día sin sentido: y, ¿qué haría hoy si fracasar no fuera el problema?

Es aquí donde una carta a mí misma (a ti misma) es mi cereza del pastel. Escribirla como si quisieras felicitar a tu mejor amiga por el mayor de los logros. También, a veces incluyo es cómo me siento aunque sea incómodo, como si se lo contara a mi mejor amiga. Todo esto me permite expresar mis emociones, vivirlas y también reconocerme y valorar cada paso de mi día, mes y año.

3. La naturaleza y yo

El tercer consejo es conectar con la naturaleza, ello me permite reconocer que soy parte de algo mayor, que siempre puedo hacer lo mejor que puedo con lo que tengo. Por ejemplo, una planta: así llueva, diluvie, haga calor o frío, hace lo mejor que puede con eso, no está pensando “qué horror, mucha agua”, sino que lo toma y crece, continua su ciclo, y al mismo tiempo, las flores no florecen todo el año y todos los días, tienen un ciclo. Por ello encontrar un espacio con la naturaleza o comprarme unas flores me recuerdan los ciclos, los procesos y que siempre voy a florecer.

En la incomodidad o en la expansión estas aquí para algo, ese algo pueda evolucionar, transformar y reconocerlo nos permite disfrutar y valorar cada momento. Cada momento sin sentido tiene a su vez un sentido, el sentido de moverte de crear y de brillar. Brilla hoy y siempre con lo que tienes, desde donde estás, porque esa luz cada vez llegará más lejos e iluminará más espacios.

La respiración y yo

respiración

Vivir en el momento presente cada vez es más complicado y, a la vez, deseado. Esto ya que con tanta tecnología queremos estar en mil lados a la vez, cumplir roles y expectativas, crear, cambiar, transformar y correr, correr y correr.

No vivir en el ahora nos genera nostalgia y ansiedad. La primera porque queremos cambiar el pasado, pensamos en el “si hubiera”, y la segunda porque vivir en el futuro nos prohíbe de disfrutar el presente, queremos controlar lo incontrolable y “perfeccionar” el futuro.

¿Cómo podemos vivir en el momento presente? Un gran aliado para realizarlo es la respiración, ¿qué más presente que la respiración?

El poder de respirar

Respiramos todo el tiempo mientras estamos en este plano terrenal y lo hacemos tan automático que poco nos damos cuenta de que lo hacemos. También, es la única función vital del cuerpo que podemos controlar, lo que nos permite fijarnos en ella y jugar con ella. Puedo contener la respiración para sumergirme en el agua o realizar exhalaciones largas para inflar un globo.

La respiración nos da la magia del momento presente, llevar la atención a ella es estar aquí y ahora. Te invito a que cierres lo ojos y te fijes solo en el aire que entra y sale por tu nariz; no lo modifiques, solo obsérvalo por un minuto. Al abrir los ojos escribe qué sentiste, qué percibiste, si observaste algún cambio.

Poco a poco en el día te invito a que seas consciente de la respiración: si es larga, corta, si respiras por la boca o la nariz o si cambia en el día, e ir viviendo en el momento presente.

Adicionalmente hay dos ejercicios que te quiero compartir, éstos a mí me han permitido estar en el aquí y, cuando me cacho ansiosa por el futuro, poder regresar y disfrutar.

Te lo comparto porque ser consiente del momento presente nos ayuda a disfrutar, vivir y estar. La respiración y yo es mi presente, estar acompañada en el hoy y por lo tanto vivir. También es algo que, cuando lo practicamos, funciona en todo momento: cuando me enojo, no me puedo concentrar, algo me irrita, regresa a la respiración y escucha.

1. Respiración 5:5

En esta respiración siéntate con la espalda recta, puede ser en una silla o en el piso; inhala en 5 segundos por la nariz y exhala 5 segundos por la nariz.

Siente cómo tu cuerpo se va relajando y libera cualquier tensión; realízala por 5 minutos. Cualquier pensamiento que llegue, regreso a mi respiración; puedes contar en tu mente para mantenerte en el aquí. A mí me funciona pensar “cuerpo, relájate”.

2. Respiración 3:6

Siéntate con la espalda recta, una mano en el pecho y otra en el estómago. Vas a inhalar en 3 tiempos por la nariz, observando cómo el pecho y estómago se llenan de aire. Llena de aire y vas a exhalar en 6 tiempos, el doble de la inhalación.

Observa cada movimiento de tu cuerpo: cómo te llenas de vida, de presente. Exhalas, suelta el cuerpo y la mente. Realízala por 5 minutos y ve aumentando poco a poco.

Elige uno y te invito a realizarlo todos los días por 28 días, lleva un diario de cada práctica sin juicio. Observando, se vale un día escribir “mi mente solo pensó” o “me observe tensa”. No hay incorrecto, es una práctica, permítete sentirlo y observar qué pasa en tu día a día con una respiración consciente.

¿Quién eres tú con tu respiración?

Practícalo y cuéntame por Instagram: @paulinalanda____ ¿Cómo te fue?

Por qué el ‘sound healing’

sound healing

La pregunta de “¿por qué?” es, creo, que la que más hacemos desde que somos chiquitas y empezamos a hablar. Hasta hay una época del “¿por qué?” en los niños, ese momento en que buscamos saber cómo funciona todo, cómo pasan las cosas, entender el mundo que nos rodea. Creo que nunca se quita, por cierto.

Cuando pienso hacia atrás en mis decisiones más importantes se implica esta pregunta, de mí para mí, de los cercanos hacia mí. Cuando empecé el ‘sound healing’ y este camino a compartir una herramienta tan poderosa y armónica como lo es el sonido de los cuencos de cuarzo, esta pregunta se convirtió en una constante hasta que un día de transformó a “¿para qué?”.

La pregunta “¿para qué?” me parece más certera, es intencionada y conlleva reflexiones.

Para qué el ‘sound healing’

Entonces, ¿para qué el ‘sound healing’? Yo empecé a tomar sesiones hace poco más de 3 años con el fin de encontrar calma, de lograr relajar la mente e ir hacia mi interior, algo que todos requerimos en algún momento. Con el sonido de los cuencos lo logre, experimenté por primera vez la paz interior de disfrutar el momento presente, de escucharme a mí y apagar el ruido externo, logre conectar con el “para qué” de Paulina Landa.

Fue ahí que elegí cambiar de rumbo para compartir esta herramienta. El ‘sound healing’ usa el sonido como herramienta de sanación, nos permite liberar estrés, aclarar la mente, ser nosotras mismas, liberar el famoso burnout de tanto pensar, y brillar.

En una sesión escuchamos sonidos mágicos que nos permiten viajar a nuestro centro y darnos cuenta de que somos brillo puro y confiar. No te voy a mentir, yo lo practico diario y todo lo anterior no desaparece al 100, sin embargo, logras manejarlo mejor, ser más consciente y transformarte.

Entonces, después de lograr esa conexión y en un momento de transformación personal, elegí emprender el camino de sanadora con sonido. ¿Para qué? Para acompañar a otros en su proceso interior y poner mi semilla para que cada persona que toma una sesión conmigo, presencial o virtual, logre momentos de calma, claridad y de brillo.

Foto: Unsplash. Content Pixie

Mi camino de ‘sound healing’

Hoy, con esta pregunta en mi día a día he llegado a compartir ‘sound healing‘ con más de 5 mil personas de diferentes maneras, cuento con un estudio de meditación y sanación “encalma healing studio por Paulina Landa” y estoy en camino a cada día seguir encontrando mi balance para sentirme plena en cada momento; no porque tengo qué o porque es como es, sino para crecer y brillar.

Te platico esto para que preguntes un “¿para qué?” en cada paso de tu día a día: desde qué cocinar hoy, por qué recoger, por qué cambiarme de trabajo, cámbialo y agrega el “para qué”. En todo momento esta pregunta te va a llevar a la reflexión y a intencionar lo que hacemos, ver si es algo que nos lleva a ser nuestra mejor versión y se alinea con tu esencia y camino de felicidad.

¿Para qué escribo esta columna? Para llegar a más corazones y compartirte mi historia con el fin de inspirar, de transformar y de poner una semilla para que tu brillo crezca, que tu felicidad te impulse y tu versión más autentica se refleje en el día a día.

Hola, depresión

depresión

El término de “enfermedades de salud mental” lo pongo entre comillas porque creo que decir “enfermedades” es poco certero, muy categórico y que sataniza los temas de salud mental.

Considero que al poner categorías de enfermedad entonces la gente poco toma en cuenta esta salud, el cómo se siente, por qué y hacer algo para estar bien internamente, ya que a nadie le gusta que le digan “estás enfermo”.

Este espacio en Nosotras es para platicarte de mi camino sanador, mi camino a escuchar mi intuición y a encontrar la calma dentro de mí; claro, con altos y bajos constantemente. Hoy te voy a platicar de cuando me dijeron que tenía depresión.

Me considero una persona bastante consciente de cómo me siento, de mis problemas internos y de usar herramientas para estar en mi centro, cada vez más; a veces aplicando las herramientas en abundancia, y otras veces menos.

Así dije “hola” a la depresión

Cuando me convertí en mamá, el momento más mágico de la vida como mujer desde mi punto de vista, todos me decían: “es el amor más grande, no vas poder creer la felicidad que te da”. Eso y muchas otras frases, creencias de lo que era la maternidad desde el momento que cargas en brazos al bebé.

Sorpresa: para mí no fue eso. Sí, claro que había mucho amor; sin embargo, mucho miedo, frustración, tristeza, incomodidad, emociones que ni yo conocía. Después de mucho preguntar con amigas, familia, doctores y escuchar un clarísimo “es normal”, decidí buscar a un especialista, ya que mi interior sabía que algo no estaba “bien”.

Recuerdo cuando le platiqué mi sentir de que esa felicidad no llegaba y por primera vez el “Pau, eso no es normal, lo que tú tienes es depresión”. ¡Pum! Un trancazo inesperado. Por un lado una voz que me decía “Pau, ya lo sabías, te conoces muy bien y no es normal, pide ayuda y disfruta cada momento, lo que mereces es disfrutar” y otra “no le creas, tú tienes muchas herramientas como para estar deprimida”. Decidí escuchar al doctor, después de todo yo había pedido ayuda, y elegí seguir un tratamiento.

Ahí fue cuando por primera vez dije “hola, depresión” y sentí un alivio enorme, un peso se me quitaba de encima y sabía que ahí sería en verdad cuando por fin disfrutaría esa magia de ser mamá. Entendí que todo pasa, que se vale pedir ayuda y elegí platicar con ella. Se convirtió en un proceso de entender para qué estaba ahí, cómo me permitiría ser más yo y me comprobó lo importante que es escucharme y priorizar en todo momento. Sí, aunque fuera mamá.

Escúchate

Hoy te invito a que te escuches, a que sepas que no estás sola y que pedir ayuda es de valientes, a que esa “enfermedad mental” es más bien salud mental, salud interior, es escucharte y saber que a veces requieres de una mano.

¿Cuántas veces no has pedido ayuda para aprender a cocinar, para llegar a un lugar, para realizar un ejercicio? Y en esas veces nadie te dijo que estás “enferma”; entonces alzar la mano para trabajar la salud mental y poner orden dentro de ti está bien, es sano y, a veces, muy necesario.

Puedes encontrar esa ayuda en distintos lugares y con diferentes herramientas. En mi depresión lo hice con un psiquiatra, una psicóloga, el sound healing, barras de access, ejercicio, journaling y más. Entonces, ¿cuál es tu herramienta?

Salir de la versión móvil