La activista mexicana que creó un refugio para adultos mayores LGBTQ+

La lucha por el reconocimiento de los derechos de la comunidad LGBTTTIQ+ ha tenido grandes avances, pero aún queda mucho por hacer. En México hay grandes activistas y defensoras de esta causa, quienes de maneras muy diversas aportan para que cada vez más personas puedan vivir plenamente sin importar su orientación o identidad. Una de ellas es Samantha Flores.

Hace unos días conocimos a la activista transexual Samantha Flores, fundadora del centro comunitario para personas LGBTTTIQ+ de la tercera edad, “Vida Alegre”. Ella participó en un evento organizado por la marca mexicana Panam donde se presentó la colección Pride, que con un porcentaje de sus ventas apoyará al centro mediante despensas.

“Es lo más normal del mundo ser homosexual, ni lo escogimos, ni lo aprendimos, ni nos lo enseñaron. Nacimos”.

Quién es Samantha Flores

Nacida en Veracruz, en 1932, con el nombre de Vicente Flores, Samantha Flores tiene casi 91 años de edad. Es una mujer elegante, divertida e inteligente, con un gran carisma. Es el claro ejemplo de que la lucha de la comunidad continúa. En 2018, luego de un año de recolectar firmas, inaugura su casa de día “Vida Alegre, Laetus Vitae”, el primer espacio en América Latina de encuentro para los adultos mayores de la diversidad sexual.

Desde muy joven, Samantha ha estado involucrada en la lucha de la comunidad. No obstante, la creación de “Vida Alegre” está relacionada con la epidemia del VIH en el país. A principios de los 80, esta epidemia mató a mucha gente, entre ellos amigos muy queridos de la activista.

Flores se unió a un grupo de voluntarios para la asociación civil de niños con VIH llamada “Ser Humano”; realizaban colectas en los teatros para ayudar a las familias. Eso fue un parteaguas en su vida, ya que comenzó a hacer actos sociales para ayudar. Un día alguien le dijo que por qué si ayudaba a los niños, no ayudaba también al adulto mayor.

El rol de los padres

Samantha nos platicó sobre lo que sufre una persona en la niñez que no es entendida por sus padres. Es necesario darle visibilidad a estos temas, y sobre todo hacer énfasis en el papel esencial que tienen los papás en la construcción de identidad sexual de sus hijos. A pesar de que ella no recibió o sufrió discriminación por parte de su familia cuando se identificó como mujer, sí conoció casos donde no hubo aceptación.

“Yo tengo la historia de una amiga trans, de 8 o 9 años, era muy afeminado, muy femenino, su papá lo llevó a la cárcel y le dijo al de la cárcel ‘te traigo a este chamaco para que esté con los criminales para que le enseñen a ser hombre’. Y el de la cárcel le dijo, ‘no podemos admitir a alguien de 8 años, imposible’. Fíjate qué mentalidad de padre”.

Sobre Vida Alegre

“El adulto mayor no es invisible”, nos comenta Samantha. “El mayor problema del ser humano es la soledad y el abandono en que vive, pero el adulto mayor con mayor razón, porque ya no tiene familia o ésta ya no les hace caso. Están un poquito olvidados a menos de que tengan dinero. No tienen el cariño o cuidado que necesitan”.

Vida Alegre es un espacio seguro de inclusión y amor donde personas de la tercera edad de la comunidad LGBTTTIQ+ pueden compartir sus experiencias y acompañarse mutuamente, propiciando un sentido de pertenencia y comunidad.

Cuenta con diversas actividades como yoga, meditación, club de cine, entre otros. Durante la pandemia de la COVID-19, cerró sus puertas. Hoy, se mantiene en pie.

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