La langosta no siempre fue un alimento caro, por esta razón

Cuando pensamos en un platillo que solo acostumbran comer quienes tienen mucho dinero, una de las primeras cosas que se nos viene a la mente es la langosta. En pocas palabras, nos suena como “comida de ricos”. Este platillo gourmet es algo que no podemos darnos el lujo de comer todos los días, pero hubo un tiempo en que resultaba algo mucho más común. Hoy Nosotras te contamos por qué la langosta es un platillo caro.

¿Qué es la langosta?

La langosta es un crustáceo de agua fría que vive en el océano Atlántico Norte, aunque también existen las langostas sin garras que viven en los mares tropicales, cuenta el sitio web Mashed.

Este marisco tiene 10 patas y puede llegar a vivir hasta 50 años. Sin embargo, existen entre 80 y 90 especies de langostas en todo el mundo. Hubo un tiempo en que se les llamaba las “cucarachas del mar”, pero actualmente son uno de las platillos más caros.

Por qué la langosta no era un platillo caro

De acuerdo con Mashed, los primeros colonos europeos que llegaron a América del Norte encontraron langosta en cantidades enormes, tanto así que se apilaban en las bahías. Se tiene registros de que pesaban de 7 a 8 kilogramos, cuenta el portal How Stuff Works. Al ser tan abundante, no fue un alimento precisamente valorado sino todo lo contrario.

Muchas personas la comían en los tiempos difíciles y se consideraba como la comida del hombre pobre, relata History, por lo que con ella se alimentaban a los prisioneros, esclavos y sirvientes. Antiguamente había sido utilizada por etnias nativoamericanas para fertilizar cultivos y como cebo para los anzuelos de pesca.

Foto: Unsplash. David Todd McCarty

Fue a mediados del siglo XIX que la langosta se convirtió en un platillo caro debido al desarrollo del transporte ferroviario y de la comida enlatada.

Cómo se volvió un alimento de lujo

La creación del ferrocarril permitió que los lugares lejanos se comunicaran de manera más rápida. A esto se le debe sumar que se empezó a enlatar la comida, lo que posibilitó que la comida durara más tiempo y se pudiera transportar de manera más sencilla.

Con estos dos grandes inventos revolucionarios, la langosta se empezó a vender enlatada a muchos lugares; con el ferrocarril se llevaba a los lugares lejos de la costa y la comida enlatada permitió llevar la langosta a Europa a través de los barcos.

Para finales del siglo XIX, este alimento comenzó a considerarse un manjar y, debido a la explotación que ya existía y la demanda que creció considerablemente, los precios subieron y se volvió mucho más lujosa.

Después debido a la sobrepesca a principios del siglo XX el precio de la langosta subió en gran medida, según el sitio web Howstuffworks.

En Maine (Estados Unidos), uno de los lugares de donde proviene la langosta y que forma parte importante de la gastronomía, en 2017 el precio de un ejemplar alcanzó el equivalente a 512 pesos.

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