Para una época agridulce, tu círculo de confianza

Ya estamos en noviembre. Se acercan las fechas de reunirnos con la familia y los amigos; de disfrutar de los abrazos, los bazares y las cenas; y también de pagar los aguinaldos. También pensar en el regalo para tu familia política, Santa Claus y muchos más. Pero dentro de todas esas distracciones, de las esferas, las luces y la linda música de fondo, empieza una época agridulce, esa en la que más extrañamos a quienes ya no están o aquello que no pudo ser: desde tu ex, tu perrito que murió, la mejor amiga que mandaste a volar, tus abuelos, mamá o papá, o tu bebé que no llega y que tanto anhelas tener.

‘Circle of trust’

¿Te digo algo? Absolutamente todos estamos pasando por un duelo, todos. Lo que pasa es que no vas por la vida compartiendo lo que te lastima tanto. No te quieres convertir en esa mujer, amiga o mamá que va por la vida contando sus tragedias, ¿verdad? Yo soy igual. Pero te quiero decir algo: necesitas tener un ‘CIRCLE OF TRUST’, ese círculo de amigas o familia que, sin importar si lo forman tú y una persona más o tú y 10 más, puedas marcarles a la hora que necesites, para lo que necesites y que tengas la certeza de que AHÍ ESTARÁN, ‘NO MATTER WHAT’.

Ahora, si creciste como yo, en una dinámica familiar complicada donde no te hablaban con la verdad, te va a costar muchísimo más trabajo confiar y eso no significa que puedas escudarte en tu pasado para siempre. ¡Agarra al toro por los cuernos! Ten a esas personas que amas cerquita y HABLA, SUELTA Y SANA. Si no lo haces, se empieza a formar una bola de nieve emocional muy gruesa y a corto plazo tendrás, sin duda, síntomas de enfermedad, como cuerpo cortado, la energía por los suelos, migrañas, problemas digestivos, ansiedad o insomnio.

Todas necesitamos ese círculo que se alegre y se le apachurre el corazón al festejar tus logros o para llorar hasta que sientas que no hay más lágrimas dentro de ti. ¿Es fácil encontrar a ese tipo de personas? No, no lo es, pero ahí están: disfrazadas de vecinas, de mamás del salón de tus hijos, de socias, de primas, de compañeras de trabajo o de clases, de amigas del kinder… ahí están.

Debes trabajar en tu círculo de confianza

No te aferres a tu mismo grupito de siempre si cada vez que se reúnen es lo mismo y sientes que estás en otro canal. Sal de tu zona de confort, invierte tu tiempo con quien te rías, con quien te sume, con quien aprendas, con quien bailes y grites, con quienes sepan guardar secretos y llorar abrazadas sin parar y sin juzgar.

¿Tienes eso? Enfócate en eso, pero para recibir hay que saber dar. Haz que ese sea tu primer propósito del próximo año: tu ‘circle of trust’. Eso sí, bien escogido, donde tú también seas capaz de dejar todo por correr cuando te necesitan y tener con las demás todos los detalles que amarías que tuvieran contigo, porque te nace no por obligación, porque eliges a esa gente y te emociona recibirlas. Tener detalles con esas personas y sentirte en casa y en familia cuando estás con ellas. Eso es increíble.

Lo que realmente importa

Y aunque noviembre es un mes agridulce y diciembre un poquito más, todo será más sencillo si contamos con este círculo de amigas. Además, si tenemos nuestras prioridades muy claras y el corazón lleno de gratitud por todos los que sí estamos, los que podemos brindar, acompañarnos, celebrar y estar, el extrañar a quienes nos ven desde allá arriba se vuelve un poquito más ligerito. A mí me gusta pensar que nos están viendo y que quiero que se sientan absolutamente orgullosos de quién soy y cómo elijo vivir mi vida. Me encanta honrarlos los 365 días del año y no solo en el Día de Muertos, que a través de mis hijos pueda revivir sus historias, contarles sobre ellos, sus travesuras, viajes, anécdotas y más.

Cuando los extraño, hay una frase que me acompaña en todo momento: “nada muere hasta que se deja de pensar en ello”. Y del otro lado de la moneda, cuando hay situaciones familiares negativas y complicadas, pienso en “ten cuidado con lo que riegas porque crece”, y hay veces, muchas veces, que lo mejor es estar lejos de lo que hace daño y no seguir con patrones que, generación tras generación, se han ido repitiendo en casa. Solo tú conoces tu historia, solo tú sabes qué es lo que te quita tu paz por completo y lo que quieres para ti y para tus hijos. Recuerda que no estás sola. Abraza ese sentimiento agridulce, y ¡manos a la obra!

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