Cuál es la diferencia entre ansiedad ‘buena’ y ansiedad ‘mala’

En el mundo que vivimos, lleno de prisas y preocupaciones día a día, no es raro que el término “ansiedad” sea universalmente negativo. A nadie le gusta experimentar la sensación de incertidumbre y los síntomas físicos como el sudor sin razón aparente o la taquicardia. Pero, ¿la ansiedad también puede ayudarte? Y, ¿cuál es la diferencia entre ansiedad “buena” y ansiedad “mala”?

La ansiedad y el estrés

Para empezar, es normal que algunas personas puedan confundir el estrés con la ansiedad, al intentar describir el malestar que sienten en algunos momentos. “Estoy todo el día estresada” o “estoy demasiado ansiosa” son frases muy comunes. El estrés y la ansiedad son dos estados diferentes, y los que experimentamos a lo largo de la pandemia de Covid-19 puede ayudar a entender esa diferencia, aseguran los especialistas.

A lo largo de la pandemia padecimos estrés y ahora, después de que ha pasado, muchas personas padecen ansiedad como consecuencia de aquella situación inesperada que ponía en peligro su salud, su estilo de vida y el estatus socioeconómico.

“Esta diferencia se basa en cómo gestionamos aquello que amenaza nuestra supervivencia o que creemos que lo hace”, explica la psicóloga Pilar Conde, directora de la red de centros de psicología y psiquiatría Origen.

La especialista explica que la prohibición de salir, el miedo al contagio y el elevado número de víctimas mortales nos causaron estrés (tensión provocada por una situación agobiante), mientras que el impacto de esa situación prolongada de estrés nos condujo, finalmente, a la ansiedad (estado de agitación, inquietud o zozobra del ánimo)”.

Foto: Unsplash. Joice Kelly

La diferencia entre ansiedad ‘buena’ y ansiedad ‘mala’

La ansiedad no solo se diferencia del estrés, sino que puede ser de dos tipos: la adaptativa, intrínsecamente “buena”, y la no adaptativa o ansiedad “mala”, según explica Conde.

La llamada ansiedad “buena” nos ayuda a adaptarnos a los cambios del entorno, a estar prevenidas ante cualquier amenaza. En cambio, la ansiedad no adaptativa o también conocida como ansiedad “mala”, surge ante situaciones, lugares y recuerdos que no son amenazantes en sí mismos. La experta señala que cuando este tipo de ansiedad hace su aparición de manera reiterada y se prolonga en el tiempo, se lo conoce en el ámbito clínico como trastorno de ansiedad.

La ansiedad reiterada y persistente provoca síntomas corporales como taquicardia; sudoración; presión en el pecho; cansancio constante; dolor de cabeza, muscular o estomacal; y problemas de sueño, especifica Conde. De ahí, la gran importancia de descartar estos síntomas como problemas físicos y acudir cuanto antes con un psicólogo o psiquiatra para tratar este trastorno.

Ante todo, respira

“Cuando sufrimos un ataque de ansiedad, nuestro ritmo cardíaco y respiración se aceleran. Para regular nuestra forma de respirar es recomendable buscar un lugar tranquilo, donde nos sintamos más acogidas, y quitarnos aquella ropa que nos moleste o agobie, por ejemplo: la chamarra o los zapatos.

Los centros especializados aconsejan tomar aire por la nariz y soltarlo por la boca, realizar respiraciones largas y continuadas en el tiempo y concentrarse solo en el acto de respirar.

También sugieren poner una mano sobre pecho y otra en el diafragma, para notar cómo el primero se queda inmóvil y el segundo se ensancha. “Pasados unos minutos, nuestro ritmo cardíaco habrá disminuido”, explican.

La magia del ‘grounding’

El ‘grounding’ (tomar contacto con la tierra) es un método que se ha vuelto popular y se usa para mantener la calma ante un ataque de ansiedad. Para aplicarlo la persona debe enumerar cinco cosas que pueda ver, cuatro que pueda tocar, tres que pueda oír, dos que pueda oler y una que pueda saborear, relativas al entorno donde está en ese momento.

De este modo sentirá que controla mucho más la situación, sentirá una mayor seguridad y perderá parcialmente el interés ante el propio estímulo que le generó la ansiedad, señalan.

“El primer paso para salir de la ansiedad es querer estar mejor. El psicólogo o el psiquiatra nos va a ayudar, pero somos nosotros quienes debemos tomar las riendas de este proceso”, destacan.

***Con información de EFE REPORTAJES

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